lunes, 5 de septiembre de 2011

Un sueño dentro de un sueño

- Vamos. Despierta.

Me coge por las muñecas y tira de mi con fuerza. Es una mujer grande, de complexión fuerte, y además parece que ese es su trabajo. Su voz tiene un acento suave, pronuncia las “r” con un sensible ronroneo.
- Despierta: es la hora.
Yo no quiero despertar, aunque parece que lleve mucho tiempo dormida. No se que hora es, y tampoco para que. A penas puedo abrir los ojos, me pesan los párpados como si fuesen de acero. Por lo poco que puedo ver o bien es un día lluvioso o es todavía muy temprano. Vuelve a tirar de mi, es increíble que tenga tal empeño. Consigue sentarme al borde de la cama. Mis manos y mis pies caen fláccidos hacía abajo. La gravedad los atrae con fuerza también. Mi cuerpo entero esta entumecido, como dormido todavía. Ella coge unas tijeras de metal enormes y empieza a cortar mechones de mi cabeza. Los corta sin compasión. Casi los arranca. Me cuesta unos minutos darme cuenta de que me esta haciendo daño. Siento un liquido denso y caliente descender por mi nuca.
- No hagas eso...
Es todo lo que consigo decirle. No entiendo por que lo hace, intento preguntarle, pero ella sigue con la mirada clavada en las tijeras. Intento apartarla de mi con las manos, pero estas responden a mis ordenes ridículamente y apenas son más que un estúpido aleteo en el aire. Da igual, ya ha terminado. Con un suave empujón deposita mi cuerpo dormido en la cama de nuevo. Hasta este momento no me he dado cuenta de que estoy llorando. Mi cuerpo sigue sin responder. Casi no consigo girar el cuello pero puedo verla desaparecer por la puerta, con sus tijeras en la mano. A pesar de todo, el sueño me invade.

Despierto de un sobresalto. He tenido una pesadilla horrible. No recuerdo muy bien sobre que era, solo sé que era inquietante. Era algo sobre mi pelo. Mi abuela solía decir que soñar con pelo significaba problemas. Me duelen los brazos, bueno en realidad me duele todo el cuerpo. Debo haber estado en tensión durante toda la noche. Intento levantarme, pero parece que mi cuerpo todavía tiene sueño. A duras penas consigo ponerme de pie. Entonces vuelvo a oír esa voz. Esa voz extraña que tenía la mujer de mi sueño. La oigo en mi cabeza, pero es extraño, ya que parece como si algo de ella siguiese aquí. Me doy la vuelta con una lentitud de risa para ver mi cama. Ya no es mi cama. Ya no estoy en mi habitación, es como una estancia de hospital, cuatro paredes y un catre, las sabanas blancas sobre el somier están sucias, están llenas de unas enormes manchas marronaceas, sobre todo en la parte superior. Entonces lo veo, y al verlo recuerdo mi sueño (¿Es un sueño?), el suelo y parte de la colcha están cubiertos por mechones de pelo pegajosos y enmarañados. Me llevó las manos a la cabeza, pero las aparto casi al mismo instante de ponerlas ya que el dolor me golpea como un rayo.

Despierto... otra vez. Un sueño dentro de un sueño. Nunca me había pasado. Al despertar me doy cuenta de que estoy llorando (otra vez). Tengo la sensación de que he tenido un par de pesadillas espantosas. Tan solo puedo recordar a la mujer, la mujer que hablaba extraño, acariciando las “r”. Abro los ojos y el día me parece extraño. O bien es demasiado temprano o puede que este lloviendo. La luz apenas me deja ver donde estoy. Lo que de momento me parece una tontería por que debo estar en mi habitación, en mi cama. Alargo el brazo para coger el despertador de encima de mi mesilla de noche, así sabré en que hora me encuentro. Al primer tanteo no encuentro la mesilla, al segundo tanteo parece que ahí no hay nada. Abro los ojos sobresaltada para descubrir que no estoy donde pensaba. No estoy en mi dormitorio, ni si quiera estoy en mi casa. Estoy en una habitación fría que por alguna extraña razón me recuerda a mis pesadillas. Entonces la veo entrar de nuevo, a la mujer de mi sueño.

Despierto. Esta vez no pienso abrir los ojos. Han sido sueños y nada más que eso. Me perturban pero no pienso dejar que me engañen otra vez. Me duele la cabeza. Entonces la oigo:
- Despierta: Es la hora.

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